El fútbol a veces es el sueño de infancia pero otras también es solo un camino rápido a la vida cómoda. A muchos super dotados los atropelló la pelota -no al revés- y con los años se agotó el amor.
Ter Stegen, portero de FC Barcelona y Alemania, reconoció: “no veo mucho fútbol, sólo cuando hay partidos buenos o juega algún amigo. A veces, me preguntan por el nombre de un jugador y no tengo ni idea”.
Gareth Bel fue el jugador más caro del mundo cuando llegó a Real Madrid, pero pronto reveló su verdadera pasión: el golf. Confesó que juega dos y hasta tres veces al día en vacaciones.
Víctor Valdés ganó 24 títulos en un FC Barcelona que marcó una época. Dijo que lo convencieron que era el mejor pero no se sintió tan bueno: 'en otra vida, me dedicaría al cine, a otra cosa. Fútbol no'.
El mexicano Carlos Vela, estrella de LA FC de la MLS y estrella de su selección, lo reconoció asó: “entre una buena película y un buen partido de fútbol, prefiero la película. A mí el fútbol nunca me ha apasionado”.
Gabriel Batistuta fue goleador histórico de Argentina, estrella mundial, multi campeón. Pero tras padecer lesiones dijo: “cuando termino mi trabajo no me gusta el fútbol. Solo es mi trabajo y soy un profesional”.
Michael Owen es leyenda inglesa, pero: “durante seis o siete años llegué a odiar el fútbol. No veía el momento de retirarme, porque el que estaba en el campo no era yo. No podía chutar, me escondía de la pelota”.
¿Te quedaste con ganas de más?