Revancha de la vieja guardia: lloraron pero celebraron en Copa y Euro

"Los chicos ganan partidos, los veteranos título, capítulo"... nunca nadie dijo... pero nunca tuvo tanta razón como ahora, cuando Argentina e Italia han levantado los trofeos de la Copa América y la Euro 2020.

Argentina ha puesto fin a una larguísima espera de 28 años sin títulos continentales e Italia ha vuelto a celebrar después de 53 años. Y la coincidencia es que en ambos casos fue gracias a los veteranos, a esos mismos que estuvieron en el centro de las críticas cuando vinieron las derrotas y que ahora aparecen en todas las portadas.

A sus 34 años, para  Lionel Messi era una asignatura pendiente levantar un trofeo con la selección mayor, más después de dos finales de Copa América perdidas contra Chile (2015 y 2016) y una de la Copa Mundo contra Alemania (2014). Y junto a él, en esos tragos tan amargos, estuvieron Agüero (33), ​Di María (33) y ​Otamendi (33). El hombre del gol a Brasil en la final copera de este sábado fue justo el del PSG, aquel que se perdió la final en Brasil.

Y cada detalle tiene un dulce aroma a revancha ahora que el propio 10 argentino ha compartido la foto de los cuatro sobrevivientes de esas duras pero exitosas campañas: "la vieja guardia", dijo. Ahora están rodeados de chicos, de los De Paul, los Montiel, los Lo Celso, los Martínez. Pero fueron ellos los que cargaron la presión que ahora por fin han logrado soltar.

Una realidad parecida se vivió este domingo, en Wembley, donde otros veteranos, Leonardo Bonucci (34 años) y Giorgio Chiellini (36), fueron el soporte del equipo de Mancini para reponerse a un tempranero gol de Inglaterra en la final, empatar y después llevar la llave hasta los penaltis.

Bonucci no solo marcó el gol del empate sino que fue impecable cuando llegó su turno en los cobros desde los 11 pasos.

Y estaban ambos en la cancha en la dolorosa derrota 1-0 contra Suecia que marcó un hito en el fútbol de Europa: fue la primera vez que se disputó una Copa Mundo sin Italia desde 1958.

Ahora tienen al lado a un joven pero confiable portero como Donnarumma, se codean con los Berardi, los Chiesa, los Barella y hasta Spinazzola, el mejor jugador de la Euro, que apareció en muletas en la celebración del título tras su grave lesión. Pero fueron ellos, los veteranos, los que pusieron el pecho cuando todo se hizo difícil.

Los veteranos argentinos e italianos tienen hoy una amplia sonrisa después de haber cargado la pesada mochila de las derrotas. Es su momento de dar el paso al frente no para cobrar pero sí para celebrar que el fútbol, al menos esta vez, parece haber sido justo con ellos.