Vaso medio lleno: Luis Díaz ya entrena en cancha, su regreso no pasaría de un par de semanas si el plan se sigue cumpliendo como hasta ahora y el alivio lo sentiría Liverpool.
Vaso medio vacío: ¿realmente lo sentiría? ¿En dónde? ¡Si ya está fuera de todas las discusiones! Real Madrid acaba de vencerlo por un contundente 6-2 en la llave de octavos de final de la Champions League, dejando claro que aquel 7-0 contra Manchester United no fue más que un síntoma de mejoría que no llegó a consolidarse y que la temporada espesa, confusa, improductiva casi hasta la desesperación, ya no se enderezará. Eso es lo que espera a Díaz una vez regrese a la competencia.
Díaz está fuera desde octubre de 2022, pasó por una compleja cirugía y perdió mucho tiempo en un cuestionado manejo de su primera lesión. Pero todo eso, ahora que el regreso se daría el próximo Primero de abril contra Manchester City, es anécdota. El lío es a qué va a llegar un jugador acostumbrado a pelear todo lo que disputa. Y ya no se disputa prácticamente nada.
A Liverpool se le escapó la Champions como antes se le había ido de las manos también la EFL Cup y la FA Cup y como ya prácticamente se le perdió la Premier League, en la que su único aliciente es llegar a uno de los cuatro primeros lugares de la tabla de posiciones para volver a disputar la Champions. No estamos hablando de Everton, de Brighton, de Fulham. Es el otrora invencible, temible, arrollador Liverpool.
Y es que línea por línea, el caos es total: el portero Alisson Becker tiene un gran partido como el de la vuelta contra el Madrid para evitar la goleada, pero papelones como el de la ida en el 5-2 que condenó a los suyos; la zaga central no ofrece ninguna garantía antes ni después del regreso de un van Dijk lejísimos de su nivel, con un Konate que es lento en todos los movimientos, un Matip con líos físicos y poco más; una pareja de laterales que unas veces cumple en la salida pero prácticamente siempre falla en el regreso.
Pero tal vez sea el medio campo el más grave problema que encontrará Díaz porque es lo que condena a los Salah, Gakpo, Núñez, Jota y compañía. La mitad es inoperante porque ni Henderson, ni Fabinho, ni Milner, ni el inquieto Elliot ni nadie tiene la mitad del banco de ideas del lesionado Thiago Alcantara y así todos los atacantes van a seguir naufragando por falta de talento puro y duro.
Un buen resumen es la ahora permanente cara de frustración de un Salah que no ahorra esfuerzos pero no pesa ni intimida ni comparte el juego, empeñado en jugar al caudillo, sacrificando de paso lo poco que generan los suyos.
Cuando Díaz cayó lesionado había sospechas de una temporada oscura como al final ha resultado. Ahora es una realidad y es a enderezar ese barco a lo que tendrá que llegar, sabiendo que una golondrina no hace verano pero confiando en que sea su sacrificio y su entrega la cuota inicial de una ambición que ya no pasa por títulos sino por triunfos pírricos. Como en esos partidos en los que ya todo se sabe perdido, en la casa roja ya quisieran que piten y vuelva a empezar otro partido, el de la revancha. Klopp tiene confianza y dinero para fichar. Eso es lo que necesitan los suyos... y también Díaz.