Pásensela a Haaland y abrácense. Así, es resumen. No importa cuándo lo leas, que torneo juegues, qué rival se pare al frente.
Manchester City tiene el placer de haberlo fichado a tiempo y gracias a eso hoy lo disfruta: Erling Haaland fue el líder de la clasificación a cuartos de final tras una goleada monumental por 7-0 a Leipzig (8-1 global), que no deja duda de las intenciones de los citadinos en esta Champions League.
La charla táctica ha debido se algo como: "Busquen al 9 y prepárense para salir en las fotos". Porque fue para él una noche de récord.
Su partido de ensueño arrancó a los 22, con el cobro del penalti que pilló el VAR, por una sutil mano en el área: remate pegado al palo, abajo, potente, inatajable.
Y antes que Leipzig reaccionara, solo dos minutos después, el segundo: el riflazo que se estrelló en el travesaño lo encontró perfectamente ubicado y otra vez, a castigar para el 2-0.
Era el último minuto de juego en el primer tiempo y sentía el noruego que no había terminado su tarea: a los 45+2 el cabezazo de Dias que dejaba la pelota casi caminando sobre la raya, le quedó a él para solo empujarla y celebrar el triplete.
La pesadilla visitante se consumaba a los 49 cuando Gundogan, que nunca falta en la cuenta de Guardiola, apareció para coronar una jugada de esas que pasará varias veces en las charlas del DT: de lado a lado, con velocidad y precisión, intensidad pura y dura, apareció para coronar un jugadón del City y dejar la cuenta 4-0.
No es que no quisieran reaccionar los alemanes. Es que no podían. Es que nadie puede cuando la supremacía del rival es tan demoledora y cuando te topas con un Haaland sin techo: pareció buscarlo la pelota a los 57, le cayó el remate a los pies y él solo celebró su quinto tanto de la noche y el 6-0 parcial.
El séptimo caería cuando parecía que no pasaba nada: rendidos los hombres de Leipzig le dieron espacio a casi nadie, a De Bruyne, para el golazo que firmó el billete a cuartos de Champions League. ¿Dudas de a qué le apuntan? Pregúntenle al androide.