El fútbol, el deporte de 11 contra 11 en el que siempre gana Alemania, ha vuelto a cobrar vigencia de cuenta de un británico. Quién te lo diría, Gary Lineker...
En medio del caos de la selección nacional, el Bayern Munich parece tener vacuna y con total autoridad se ha impuesto por 3-1 contra Manchester United en el grupo A de la Champions League, marcador corto para el dominio abrumador que mostró, todo con Harry Kane como autor intelectual, cerebro de un equipo que, como es tradición, se estrenó con pinta de campeón.
La historia, sin embargo, parecía muy distinta en los primeros minutos, en los que Rashford hacía diabluras por la banda y Pellistri complementando por el sector opuesto. Perdonaron y después, como suele pasar contra los alemanes, lo pagaron.
Porque desde los 20 minutos en adelante se hizo cargo Kane: salió del área para arrastrar las marcas, le mostró a Musiala por dónde y cómo atacar y le abrió espacios a un Sané inspirado, que pronto hizo estragos.
A los 28 minutos soltó Sané un remate potente que, sin embargo, pilló a Onana en el famoso 'guanabanazo': se le metió por debajo del cuerpo, en una jugad insólita pero justa para la superioridad local.
Y ahí nada más, antes que reaccionara cualquiera, Gnabry (FC Bayern München) metió un zurdazo que se metió por la derecha del arco, un golazo por la asistencia de Musiala y por los movimientos de todos los atacantes del Bayern, que abrieron ese camino para su llegada sorpresiva. Y eso que perdonó Sané el tercero con un peligroso remate, pegado al palo, antes del descanso.
Un poco por fortuna, Manchester United encontró un descuento a los 49 minutos, en el remate de Højlund que pegó en un zaguero y desubicó al portero, tras el servicio de Rashford en el área, pero fue un síntoma que no alivio la enfermedad inglesa, su desconcierto, el pobre partido de figuras como Bruno o Casemiro, el equipo partido en el medio que nunca encontró cómo neutralizar a Kane, tan lejos del área, tan cerca del gol.
Por esa vía llegó su tanto, más que justo: un penalti a instancias del VAR le permitió celebrar tras su cobro ajustadísimo al palo, inatajable, que marcaba el 3-1 a los 53 minutos. Y perdonó el Bayern más de una vez, porque estrelló dos pelotas en los palos, porque con Sané y Gnabry y hasta Choupo-Moting intentó y no celebró.
Y entonces, se cansó el dueño de casa tras un gran desgaste y en un pestañeo, otro gol: Casemiro apareció como un fantasma para salvar algo del honor del United y marcar un 3-2 que para nada reflejaba la superioridad de un Bayern que tiene pinta de candidato al título. Justo fue el cuarto tanto del recién llegado Tel, que coronó un buen contragolpe definiendo al palo más lejano de Onana. 4-1 era más realista, sin duda.
Pero iba a acortar de nuevo la ventaja el United, en otra llegada inesperada de Casemiro que aprovechó un tiro libre de Bruno para volver a recortar la ventaja y terminar en un 4-3.
Tres remates, tres goles al arquero Ulreich es el sabor amargo con el que se quedó un Bayern líder de su zona y un equipo para Casemiro y un plan que lo aproveche es la tarea pendiente de Manchester United. En todo caso, un partidazo, en todo caso una promesa más en esta emocionante Champions.