Tottenham tuvo la pelota, la intención, la nómina, el plan... pero Sporting, con sus armas, le dañó las cuentas en Champions League y dio la gran sorpresa.
El equipo de Conte, que de nuevo relegó a Dávinson Sánchez al banquillo de suplentes por Cristian 'Cuti' Romero, se atragantó contra un equipo portugués que supo cerrarse y estorbarlo hasta el final, cuando se le fue encima al equipo inglés y sobre la hora le sacó una victoria 2-0.
El primer tiempo fue más de examinarse, de no cometer errores y de muy pocas asociaciones entre Kane, Richarlison y Son en el frente de ataque. Salvo la jugada en la que el brasileño se coló, a pase de Kane, para definir bien al minuto 34, no hubo mayores sobresaltos.
Todo fue mérito del dueño de casa, que habría hecho el gol del torneo si a los 45+1 le sale la ley del ex: Edward partió de su campo, se sacó a tres contrincantes, entrando al área propuso una pared que le devolvieron y fue Lloris el que negó un golazo.
Para el complemento parecía que se cansaba Tottenham de esperar y se iba sobre el arco rival con dos muy buenos intentos de Richarlison, de nuevo se acercaba Son, de Kane realmente muy poco y entonces vino el cansancio.
Eso fue lo que olfateó Sporting, que con los cambios refrescó su ataque y tuvo al menos tres opciones, la más más clara el remate cruzado de Porro al que, literal, voló Lloris a los 89. Sin embargo, al minuto 90, en ese tiro de esquina, Paulinho los sorprendió a todos y de cabeza celebró el 1-0.
¿Satisfechos? Nada de eso. Los portugueses entendieron el desconcierto y Arthur, que había llegado a los 90+2, sentenció con una gran escapada y letal definición, la victoria de Sporting. Tottenham perdonó y en Champions eso se paga con derrotas.