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En el torneo de ascenso, Valledupar le amargó la tarde a un Academia sin brújula: 2-2
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En el torneo de ascenso, Valledupar le amargó la tarde a un Academia sin brújula: 2-2

El empate no le sirve a ninguno, pues ambos necesitaban la victoria para salir de la incómoda posición que ocupan en la tabla del Torneo Postobón 2010.

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24 de abril 2010 , 03:15 p. m.

Fue un partido entretenido, mas no de un buen nivel técnico. Los dos equipos jugaron en pos del triunfo, con esquemas abiertos, sin demasiadas restricciones defensivas, y dejaron al descubierto los problemas que sufren tanto en defensa como en ataque. Ambos terminaron con 10 jugadores, a raíz de las expulsiones de Álvaro Barros, para el local, y de José Suárez, para el visitante. 

Sin hacer demasiado en ataque, con una fórmula sencilla, Valledupar encontró la forma para amargarles la tarde a los dirigidos por Bernardo Redín. Las improvisaciones en la defensa 'mandarina', producto de la lesión del lateral Álvaro Hungría a último momento, fueron el gran dolor de cabeza. En el primer tiempo, Academia jugó con tres zagueros, pero no pudo controlar a los escurridizos delanteros vallenatos; en el segundo cambió a la tradicional línea de cuatro, pero tampoco halló la solución. 

Como le ha pasado en varios de los partidos de la actual campaña, el dueño de casa atacó con insistencia, pero sin claridad ni profundidad. Una vez más, el esquema de los laterales-volantes no dio resultados, porque tanto Andrés Felipe Rodríguez como Jonathan Segura se limitaron a llegar a tres cuartos de cancha a tirar pelotazos sin receptor definido. Y el creativo Juan Camilo Mejía volvió a exhibir esa frialdad y pasividad que ya tiene molestos a los hinchas capitalinos. 

A pesar de esas limitaciones, la actitud ofensiva del local fue premiada con la apertura del marcador a los 27 minutos del primer período. Fue un balón fue Víctor Castillo filtró por el medio de los zagueros centrales, Mejía actuó como distractor (el balón le pasó por debajo del guayo) y la defensa visitante no atinó a controlar a Óscar Guerrero, que en el mano a mano venció a José de Ávila con tiro cruzado. Una alegría que, sin embargo, resultó efímera, pues tan solo 5 minutos más tarde Valledupar consiguió el empate. 

Fue un balón largo que superó la frágil defensa 'mandarina'. Fréider Mattos, que complicó demasiado con su movilidad, ganó en velocidad y venció en dos tiempos al arquero Jorge Castro, que nada pudo hacer para evitar la caída de su marco. El cuadro de Óscar Aristizábal había llegado a la capital de la República con la intención de disputar el partido en la mitad del campo y aunque no tuvo mayor profundidad, cada vez que se lo propuso le hizo daño al anfitrión. 

Para el segundo tiempo, el técnico Redín sacó a John Sandobal y le dio paso a Wilson Prado; rearmó la línea de cuatro en defensa y le dio más compañía a Mejía en la mitad del campo. Eso, sin embargo, no redundó en la profundidad requerida, pues el equipo se quedó en un toque-toque lateral que no complicó a la bien armada zaga vallenata. El partido pareció salírsele de las manos al visitante cuando a los 12 minutos José Suárez fue expulsado por protestar; el árbitro risaraldense Óscar Orejuela, de regular desempeño, lo había amonestado en el arranque del partido. 

Para colmo, al filo del cuarto de hora, en la ejecución de un tiro libre, Mejía puso el 2-1. El arquero De Ávila, que estuvo al borde de la expulsión por una desaforada protesta, alcanzó a manotear el balón, pero este pegó en el travesaño y se introdujo en su pórtico. Parecía venírsele la noche a Valledupar, que le había apostado al empate trabajado desde el mediocampo y ahora corría los riesgos de verse obligado a atacar con un jugador menos. 

Pero, como había ocurrido en el primer período, Academia no pudo disfrutar de la ventaja, porque no la supo administrar. A los 21 minutos, otra vez con un largo pase, esta vez desde su propio territorio, Mattos volvió a igualar la pizarra. Esta vez, los zagueros locales no atinaron a quitarle el balón y el delantero se las arregló para amargarles la tarde. Un gol que, dicho sea de paso, causó desazón en las filas 'mandarinas' y desespero en algunos de sus jugadores. 

Un desespero que alcanzó su máxima expresión cuando Álvaro Barrios, máximo anotador del certamen, ex jugador del Valledupar, de manera irresponsable agredió a un zaguero visitante luego de un forcejeo en el área. De inmediato, el árbitro Orejuela lo expulsó y ahí quedaron enterradas las posibilidades de Academia. El resto del partido fue un poco de lo mismo, con el local intentándolo por todos los medios sin la claridad necesaria y con el visitante trabajando su resultado con orden y disciplina. 

El próximo fin de semana, cuando se cumpla la duodécima fecha del Torneo Postobón 2010, Academia tendrá una visita de alto riesgo: estará en las montañas del oriente antioqueño, en la casa de Rionegro. Por su parte, Valledupar regresa a la sabana cesarense para medirse al Itagüí.

Carlos Eduardo González Ll.

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