Las polémicas declaraciones las realizó Ferguson tras el partido que el Manchester empató a dos con el Sunderland, el pasado octubre, y, además de enojar al gremio de colegiados, costaron al entrenador escocés una sanción -suspensión durante cuatro partidos- y una multa de 20.000 libras.
Tras poner en entredicho la forma física del árbitro, a quien prácticamente acusó de no estar en forma para desempeñar su trabajo, Ferguson se disculpó posteriormente ante Wiley.
El colegiado, no obstante, ha abogado por "pasar página a este asunto" y, así, continuar "centrado en el arbitraje".
El sindicato de árbitros, Prospect, escribió una carta a la federación de fútbol inglesa en la que exigía "acciones más duras" contra cualquier "ataque similar" hacia sus miembros en el futuro.
EFE