Quiero decirte que Dios tiene propósitos con uno. Por todas las redes sociales has podido sentir el apoyo de todos los colombianos que se han mostrado muy preocupados por tu lesión y están siguiendo con mucha atención tu recuperación.
Estas situaciones que se nos presentan a los futbolistas son una experiencia de vida. Te deseo lo mejor en tu recuperación, como ya te lo había dicho.
Estoy seguro, y, más que eso, sé que regresarás más fuerte cuando te recuperes.
Cuando uno se lo propone, seguramente, puede lograrlo, por eso te he dicho que es cuestión de tener mucha paciencia, tener mucha perseverancia. Esto es de persistir, insistir y nunca desistir.
Durante tu proceso de recuperación vas a tener varios momentos difíciles, pero con Dios por delante todo es posible, eso te lo puedo asegurar, es un apoyo que sirve para salir de tristezas y depresiones.
Eres un gran profesional del fútbol, un hombre muy admirable para todos los colombianos gracias a tus cualidades como persona y futbolista. Por algo llevarás siete años jugando en Alemania, y seguramente vas a terminar tu carrera allá, o si no en tu Once Caldas, equipo del que siempre estás pendiente.
La perseverancia es muy importante, toca dar lo mejor, es lo que te puedo recomendar. Que seas un valiente como lo has sido a través de toda tu carrera y que tengas la fe de que seguramente vas a estar nuevamente en un terreno de juego.
Los postoperatorios serán difíciles, por los dolores, pero seguramente todo va a ir muy bien, va a ir de la mano de Dios, y más con el apoyo de la familia, que es uno de los pilares fundamentales en esos momentos de dificultad. Eso es lo más complicado, pero seguro que lo vas a lograr. Ya pasaste por la primera operación y vas entendiendo el proceso, que requiere de mucha paciencia.
Volver a tener muletas después de cada operación era algo que me molestaba y era complicado; además, también mantenía vendado y la movilidad era poca. No fue fácil. Por ejemplo, luego de la osteotomía deslizante por el rompimiento del hueso, fue muy difícil. Me corrigieron para que no me volviera a romper fácilmente el ligamento colateral externo y, obviamente, los otros ligamentos. Pero, en fin, tenía mis metas claras y eso eran obstáculos que debía superar para seguir, y es lo mismo que tú deberás hacer, superar cada una de las barreras que se te aparezcan, y después de cada una sentirás que eres más fuerte y más valiente.
Te cuento, Elkin, que mi caso fue difícil; sin embargo, entendí que a veces en la vida te pasan cosas con algún propósito. Lo más importante fue que me pudiese sentir mejor como persona. Saber que tenía una familia que estaba conmigo, que tenía el cariño de la gente y que, gracias a Dios, mi hija y mi esposa estaban conmigo.
Aunque es paradójico, tuve algo bueno en mi lesión y fue que pude compartir más tiempo con ellas, con mi hija y con mi esposa, pues por esta profesión en días especiales no se disfruta de la familia, y estar con ellas día a día fue otro motor de impulso.
Ten seguridad de que tendrás momentos de impotencia. Tuve el infortunio de que mi mamá se murió durante mi recuperación, eso fue otro golpe duro, el cual todavía me duele; pero yo vi esa situación como otra prueba de Dios y había que seguir.
Todo junto, la lesión, la muerte de mi madre, me hacía sentir impotente y me llenaba de nostalgia. Veía los buenos momentos que tenía el equipo y yo no participaba de ellos en la cancha, pero siempre los acompañé, hasta en la final en Medellín, que perdimos con Nacional en los penaltis.
Te puedo asegurar que nunca pensé abandonar el fútbol. Siempre tuve mucho optimismo, sabía que tenía que dar lo mejor de mí. Pero también sabía que si por la voluntad de Dios, no ocurría todo como lo había planeado, debía tener la conciencia tranquila de que di lo mejor de mí y nunca me resigné a las posibilidades.
Por último, te digo con los mejores deseos que estos momentos de infortunio serán para volverte más fuerte y la vida luego se ve de otra forma, más positiva.
Una historia de dos guerreros con lesiones similares
El pasado 4 de marzo, Iván Vélez volvió a un terreno de juego. Habían pasado casi 22 meses. Fue el 18 de mayo del 2013, en un juego de Millonarios contra Junior, en el estadio El Campín, cuando sufrió una grave lesión.
Sufrió una luxación anterior de la rodilla izquierda por trauma en hiperextensión con compromiso ligamentario. Ese fue el diagnóstico, que era poco alentador, pero después de mucho esfuerzo volvió a las canchas.
Por eso el jugador, de 30 años, no quiso ser ajeno a lo que le pasó a su compañero y colega Elkin Soto, quien exactamente hace ocho días sufrió una impactante lesión: “La articulación de su rodilla izquierda se dislocó por completo, a la vez que el ligamento cruzado anterior, el colateral y el menisco fueron arrancados y salieron de su lugar”, informó el club Mainz sobre el incidente, que se produjo jugando contra el Hamburgo.
Y apenas se enteró del infortunio del volante, hizo lo posible para comunicarse con él y llamó a su amigo Adrián Ramos, quien también juega en Alemania, con Borussia Dortmund, y que también está lesionado, para que le diera el teléfono y así intercambiar algunas palabras. Fue así como un día después le pudo escribir un mensaje.
Pero eso no fue todo. Iván quiso escribirle una carta para manifestarle todo su apoyo a Elkin, en unos momentos en que él sabe lo que está viviendo y en los que cualquier frase, cualquier gesto, cualquier apoyo pueden ser un impulso moral clave para una buena recuperación.
IVÁN VÉLEZ
Para EL TIEMPO