Son las 12:10 de un día cualquiera en Cali, el sol hace que las calles quemen, el calor bochornoso ahoga. Allí, en la vía que conduce de Cali a Jumundí, y bajo esas condiciones, camina un joven a paso lento, cansado, no por la temperatura del entorno, sino por la jornada de entrenamiento. Es Erick Montaño, jugador titular de América que regresa a su casa.
El mismo recorrido lo hace prácticamente todos los días, salvo cuando algún compañero o amigo lo acercan a su vivienda. Pero, Montaño no es de pedir favores, le da pena. No molesta a nadie, algo que aprendió de su madre Elsy de Rodríguez en la tienda que ella montó en su casa para dar sustento a su familia y de la cual el pequeño Erick era ayudante.
"En mi casa siempre me inculcaron el respeto a las demás personas. También la responsabilidad de estudiar y de trabajar con honradez para ganarme las cosas. Mi mamá tenía una pequeña tienda en el barrio y allí ayudábamos todos. Vendíamos jugos, cervezas y comida, yo tenía que estar atento con las devueltas, casi nunca me equivocaba", recordó el joven cartagenero.
Con 19 años (20 de julio 1995), Montaño descrestó al cuerpo técnico de América en una prueba a comienzo de año, venía de Fútbol Paz, era observado como muchos otros. Pero sus condiciones le elevaron y Fernando Velasco no dudó en ficharlo para su plantel. La timidez del volante queda a un lado en las prácticas y partidos.
"Ésta es la oportunidad de mi vida, aquí hay buenos jugadores y doy el todo para que el 'profe' Velasco me tenga en cuenta. Luego de vivir experiencias en las que uno se frustra, aprendí que cada entrenamiento y partido es el momento en que se vive la realidad. Quiero salir adelante para ayudar a mi familia", sostuvo el volante.
Esas frustraciones del pasado son dos: no fichar en el fútbol español, en el que superó la prueba con Girona, de Segunda División, y por demora en la documentación quedó descartado. La otra es no firmar en su momento con Huila, club en el que jugó un partido profesional la temporada pasada. Allí pensó que el sueño construido en su tierra, desde su equipo infantil Dinastía Mosquera, había finalizado.
"La verdad fue difícil porque todo estaba dado, pensé que ya no podría seguir en el fútbol, pero insistí por mis ganas de jugar y un buen hombre como César Valencia confió en lo que podía lograr, por eso viaje a Cali para volverlo a intentar", mencionó Montaño, quien también realizó pruebas en el pasado en Cartagena y Medellín.
Su referente en el balompié es Yaya Toure, mediocampista de Machester City. "Todos sus movimientos son acertados, es el volante moderno. Es el mejor en su posición y le aprendo, pero no puedo parecerme a él porque es muy alto", dijo entre risas Erick.
Ahora, celebra su momento con prudencia, porque no hace mucho "debía coser los guayos para poder usarlos. El fútbol te da, pero solo cuando hay sacrificio", remató.
Steven López Niño
Para Futbolred.com
Cali
En Twitter: @lopidelagente