Álvaro Aguilar, papá de Abel, está orgulloso. El hecho de que su hijo esté muy cerca de actuar en un mundial de mayores le genera una gran alegría. Así lo expresó en el evento en el que Pacific Rubiales anunció que llevará 270 familiares de todo el plantel de la Selección al evento orbital.
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"Para mí es un momento muy especial verlo acá. Abel jugó los mundiales Sub-20 en 2003 y 2005 y ahora que juegue el de mayores es un premio enorme. Ojalá pueda estar", dice Álvaro, con la camiseta puesta y con el amor de padre que no se esconde.
Abel, a su lado, se ilusiona. Sabe que aún no está fijo entre los 23 que determinará el técnico José Pékerman, pero espera con muchas ansias hacer parte de un equipo que quiere hacer historia. "Hay que trabajar, esta concentración para ultimar detalles es muy importante. Hay que mantener la humildad, sacar y mostrar siempre la unión de este grupo porque es una familia. Esa es la forma de conseguir los resultados".
Pero la historia entre Álvaro y Abel no fue únicamente la que encierra a un padre con un hijo. Álvaro fue el primero que lo llevó a un equipo de fútbol, un conjunto de la Liga de Bogotá llamado 'Estrella Roja'. En ese club Abel comenzó sus pasos en el fútbol cuando apenas era un niño. Y fue allí, también, donde comenzó a darse cuenta que podía llegar a ser un jugador profesional.
"Abel desde muy pequeño supo lo que era el mundo del fútbol, de su disciplina y del esfuerzo que eso requiere. Que esté en este equipo es un gran premio", dice Álvaro, quien aseguró que le tiene mucha fe al equipo nacional: "Pienso que hay un buen plantel de jugadores, que puede llegar muy lejos".
Abel, que además tiene a un hermano (también llamado Álvaro) que hace parte de la actual junta directiva del Deportivo Cali, y a una hermana (Natalia) que es periodista deportiva, cuenta cómo ha sido esa relación en una familia que respira fútbol: "Para mí fue una fortuna tener la familia que tengo y le agradezco a Dios cada día por eso. Todo lo que yo haga es para ellos. Con Natalia me gusta que se digan las cosas como son, la respeto cuando opina de fútbol, hay confianza para hablar de ese tema", dice el mediocampista que juega en el Toulouse de Francia.
Este bogotano, de 29 años, quien jugó con buen rendimiento los mundiales Sub-20 en 2003 y 2005, sabe que la unión y la hermandad es algo clave en esta selección. "Eso nos permitirá sacar adelante los momentos complicados. Las eliminatorias son muy difíciles, en los momentos malos hay que tener el respaldo del compañero, creo que acá ha sido así y por se lograron los objetivos. Vivo esta experiencia con mucha expectativa. Ahora hay que trabajar fuerte porque todavía falta. Hay que trabajar al máximo para estar en esa lista".
Los días pasan y la semana que entra será definitiva. La Selección Colombia estará desde este sábado en Argentina para trabajar con más fuerza hacia el Mundial de Brasil. Allá, en la concentración del sector de Cardales, se definirá el grupo definitivo. Habrá novedades, buenas y malas, y será allí donde cada jugador anhelará sellar su participación a un evento que será histórico, en buena parte por el regreso 16 años después a esta competición, para Colombia.
Un campeonato que vuelve a unir a Colombia. Un campeonato que reunirá a la familia Aguilar y en donde Abel, como él lo dice, sueña con estar presente para ser el orgullo de una familia que respira y vive fútbol desde varios ámbitos: en la cancha, en la casa, en la dirigencia de un equipo de fútbol y en un medio de comunicación.
Leonardo A. Duque Soto
Periodista de Futbolred
leoduq@eltiempo.com
Bogotá
En twitter: @leoduq