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La alcaldía de Bogotá se mete un autogol con la violencia (Opinión)
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La alcaldía de Bogotá se mete un autogol con la violencia (Opinión)

Si no hay conciencia de que la violencia es un tema sociocultural, el fútbol pagará los platos rotos

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25 de septiembre 2013 , 10:24 a. m.

Se nota que la alcaldía de Bogotá poco se ha documentado con respecto a la violencia en el fútbol y, lo que es peor, a la violencia como fenómeno social en un país tan particular como Colombia y en una urbe tan singular como la capital.

La determinación de suspender el partido entre Millonarios y Atlético Nacional, que debía jugarse este martes por la noche en el estadio El Campín, no parece más que una acción impulsiva, desacertada y que demuestra ignorancia por parte del alcalde, Gustavo Petro, y de su equipo de trabajo. (Lea aquí: "Duele que al fútbol lo responsabilicen por actos violentos": Jesurún)

La muerte de tres personas entre las madrugadas del domingo y del martes, causada violentamente por resentidos sociales, confirma la descomposición familiar, cultural y de valores que desde hace rato vive Bogotá y que invade todos los rincones y todos los estamentos, incluido el más apasionante de los deportes, el fútbol, que lleva a los delincuentes a disfrazarse de hinchas vestidos con camisetas de equipos.

Desde hace dos años, cuando organizó el Mundial Sub-20, el fútbol colombiano ha desterrado la violencia de los estadios en un alto porcentaje, al contrario de lo que mucha gente puede creer, por lo que delincuentes y miembros de las barras bravas han llevado los actos vandálicos principalmente a los barrios o a puntos estratégicos de la ciudad como las estaciones de Transmilenio.

Para lograr su cometido, y en vista de la importancia de ser la sede de una Copa del Mundo, la dirigencia del balompié colombiano adoptó las medidas de seguridad exigidas por la Fifa, pero principalmente el modelo con el que en Inglaterra se acabó con el tan violento y degradante fenómeno de los Hooligans. (Lea aquí: El martes 8 de octubre se jugará el partido Millonarios-Nacional)

Por esto mismo, se ve absurda la determinación de la Alcaldía de suspender un partido porque a muchos kilómetros de distancia del estadio hubo violencia. Alguien en la red social Twitter dijo que fue una medida tan tonta como la recomendación de no usar el teléfono celular en la calle, porque se lo pueden robar, o tan inoficiosa como el famoso dicho según el cual hay que vender el sofá porque allí se consumó una infidelidad.

Pues bien, señor alcalde: en vez de seguir con sus famosas alcaldadas, esas que causan entre risa y rechazo, desde este espacio nos atrevemos a hacerle varias sugerencias para que pueda ganarle el partido a la violencia relacionada con el fútbol:

1. Entender, y hacer entender, que la violencia de delincuentes con camiseta es un problema sociocultural en Bogotá y en Colombia, y no un fenómeno del fútbol. Mientras no exista conciencia de este mal, el problema seguirá por los siglos de los siglos.

2. Hay que castigar no solo a los violentos, sino a todos los estamentos. La cárcel, las sanciones y las multas no deben ser solo para los matones. Tal cual se adoptó en Inglaterra debe hacerse aquí: si hay violencia de este tipo en un centro comercial, en un barrio, en Transmilenio, en un bus intermunicipal, en un aeropuerto o en un avión, todas estas empresas y estamentos deben ser castigados con sanciones drásticas y de diversa índole.

3. Tecnología de punta para identificar a los violentos. Lectores de huellas, bancos de datos con información clave de los barras bravas y delincuentes deberían ser dos de los puntos principales que adopten las autoridades para reconocer, judicializar y castigar a los desadaptados que se hacen pasar por hinchas.

4. Continuar con la labor de especializar al personal de seguridad y logística. A través de un cuerpo élite policial y otro civil que conozca profundamente el tema de las barras bravas, hay que hacer presencia en los lugares donde viven y tienen su centro de operaciones estos desadaptados. Para ello, es fundamental el trabajo de equipo entre alcaldía, clubes de fútbol, justicia y policía.

(Lea aquí: ¿Qué hacer para frenar la violencia entre hinchas?)

Paños de agua tibia, como suspender un partido, no creo que sirva mucho más que para alertar a las autoridades y a los medios de comunicación, pero hará que la gente buena y de bien se espante de los estadios y de una pasión incomparable como la del fútbol.

GABRIEL BRICEÑO FERNÁNDEZ
Editor de Futbolred.com
gabbri@eltiempo.com
En Twitter: @gabbritter

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