Salió con su traje gris y corbata amarilla, uniformado con su asistente, los primeros pasos al asiento donde ocuparía alguna parte del partido fueron lentos, pausados, así como es José Pékerman.
Se dio unos segundos para apreciar el marco del estadio y rápidamente abrazó uno a uno a sus colaboradores, luego sonrió y puso la mirada con entusiasmo en sus jugadores en el campo.
Cabe anotar esos detalles porque desde su llegada el técnico argentino ha recibido tanto críticas como aplausos y cada paso suyo es observado con lupa. Algunos esperando un resbalón para caer sobre su platinado cabello, otros para ofrecerse a ser su reemplazante, aunque frente a Perú era su debut las presiones eran fuertes.
Su compatriota Pitana ordenó el comienzo del juego y de inmediato Pékerman saltó de su lugar, comenzó a llamar a sus jugadores, su actitud fue diferente a la que habitualmente comunica en cada una de sus ruedas de prensa o en los entrenamientos. Estaba ansioso y con sus gesticulaciones podría alterar a los suyos.
Los minutos transcurrían y era clara la superioridad del Seleccionado local, las constantes subidas de los jugadores peruanos por los costados provocaban un dolor de cabeza para don José. En un momento el juego se detuvo y el DT aprovechó para llamar a Dorlán Pabón y Freddy Guarín, a cada uno le impartió una orden y también mandó con ellos un par de razones a sus compañeros.
El traje aunque impecable, ya no estaba tan ordenado como en el comienzo del partido y la corbata, rebelde, se movía para cualquier parte como si tuviera vida propia. El primer tiempo terminó con igualdad sin goles y el técnico avanzó rápido al camerino seguramente con algunas observaciones puntuales sobre sus dirigidos.
Para la parte complementaria la actitud del equipo era otra, más agresivo y peleaba el juego en campo adversario, se notaba el hincapié del estratega en pelear con más jugadores la disputa del balón, evitando los enfrentamientos directos o en inferioridad numérica.
La calma llegó para José Pékerman luego de descargar su tensión con el grito de gol en el tanto convertido por James Rodríguez. Puño cerrado para el entrenador y se sentó junto a su asistente para continuar con el plan de juego.
El momento clave se dio en los cambios, motivado más por la disminución en la parte física que por condiciones de los protagonistas, dio minutos a Aldo Leao Ramírez y Alexander Mejía, un tanto demorados en ingresar porque el ritmo del juego los pedía antes. Para quemar minutos Jackson Martínez entró en tiempo de adición.
Varias veces se repitió en indicaciones para sus mediocampistas, incluso, llevaba sus manos a la cara para hacer más fuerte el llamado desde el borde del área técnica. Los minutos finales eran de sufrimiento, el técnico señalaba su muñeca sin reloj, indicando tiempo (algo que los colombianos tenemos aprendido de memoria en este tipo de duelos), miraba constantemente al árbitro casi que con ternura para que pitara el final.
Por fin su compatriota terminó el duelo y se confirmaba la victoria, un abrazo entre todo el cuerpo técnico y algunos gritos de desahogo terminaron con el padecimiento, José Pékerman ganó en el debut, aunque costó un Perú.
Puntos de Pékerman
Lo bueno: que logró acomodar al equipo para el segundo tiempo y le cambió la actitud para buscar la victoria, lo que se dio al final.
Lo malo: bastante precavido en el planteamiento inicial, además demoró los cambios cuando era evidente que muchos jugadores no daban más en el terreno de juego.
Lo feo: sus constantes llamados a los jugadores y sus gestos nerviosos desde el banco. Como conductor debería mantener en los noventa minutos la calma que hace parte de su personalidad fuera de la cancha.
Redacción Futbolred.com