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Nacho, amigo antes que guardián
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Nacho, amigo antes que guardián

Durante las últimas tres semanas, Ezequiel Calvente, delantero de la selección española, aprovechaba cada mañana para asomarse p

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11 de agosto 2011 , 05:18 p. m.

Durante las últimas tres semanas, Ezequiel Calvente, delantero de la selección española, aprovechaba cada mañana para asomarse por la puerta lateral del Hotel Carretero y cumplirle así la cita a ese ser que desde el primer día que llegó a la capital caldense, le brindó algo que no es fácil de encontrar: amistad incondicional.

Bastó un gesto para demostrarle al ibérico que podía confiar en él. "Me movió la cola siempre y esa es la mejor señal de que el cariño era recíproco", contaba ayer emocionado el jugador del Betis, mientras acariciaba, tal vez por última vez, la cabeza de Nacho, el labrador dorado que custodió desde el pasado 27 de julio el lugar de concentración de 'La Roja'.

"No había día en que no viniera a saludarlo, se podía pasar un buen rato molestándolo y por eso le dio duro despedirse", reconocía mientras el bus de España arrancaba con rumbo a Pereira, el patrullero Almer Romero Moreno, responsable del animal y perteneciente a la Escuela de Guías y Adiestramiento Canino de la Policía Nacional.

Tanto el uniformado como Nacho, llegaron a Manizales desde finales del mes pasado a la capital caldense, procedentes de Facatativá, Cundinamarca, donde funciona el centro especializado para que los perros desarrollen aún más su olfato contra el crimen organizado.

Entre cerca de 200 canes que hacen parte de la Escuela, el labrador fue escogido junto a 19 más, para apoyar con sus respectivos guías los operativos de seguridad en el Mundial Sub-20.

Los turnos diarios de vigilancia y control eran de cinco horas y al cumplirse dicho lapso, a Nacho le quedaba energía para saltar al camión de la Policía que los recogía con su amo para llevarlos hacia Carabineros de Manizales, sitio de alojamiento y descanso para los dos.

"Ahí donde lo ve, él es experto en erradicación manual y así como es de tranquilo, también come", cuenta orgulloso el patrullero Romero, quien se encarga también de suministrarle las dos raciones diarias, una en la mañana y la otra en la noche. Cada porción oscila entre los 400 y 500 gramos.

"Ojalá sigamos para Pereira y Ezequiel pueda verse de nuevo con Nacho", expresó con deseo y a la vez nostalgia el miembro de la fuerza pública, quien siente a su compañero como a un hijo, el mismo que se encargó de ofrecer uno de los gestos más emotivos del adiós español de Manizales. Y es que ayer, literalmente a los de Lopetegui, los despidió hasta el perro en la capital caldense.

Fabián Mauricio Rozo Castiblanco Enviado especial de EL TIEMPO Manizales fabroz@eltiempo.com .

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