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El exespía ruso sigue grave mientras el Reino Unido promete exigir cuentas

El gobierno británico sigue atentamente la evolución médica de Sergei Skripal y su hija.

El ministro de Exteriores, Boris Johnson, anunció 'contundencia'. Foto: EFE


08 de marzo 2018, 02:26 p. m.
El exespía ruso, Sergei Skripal, y su hija Julia, continúan ingresados en estado grave, mientras que la ministra del Interior británica, Amber Rudd, afirmó hoy que el Gobierno hará todo lo posible para "llevar a los responsables ante la Justicia".
Skripal, de 66 años, y su hija Julia, de 33, permanecen hospitalizados en la localidad de Salisbury (centro de Inglaterra), donde el pasado domingo fueron envenenados "de forma intencionada" con un agente nervioso, tal y como confirmó ayer Scotland Yard.
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Además, un policía, identificado hoy como el detective Sergeant Nick Bailey y que también tuvo que ser ingresado tras atender a los afectados en el momento de los hechos, se encuentra ahora, según informaron sus compañeros, "consciente y estable".
La responsable de la cartera de Interior calificó hoy el ataque en la Cámara de los Comunes como un acto "descarado" y "peligroso" y prometió "actuar" una vez se aclaren los hechos, que la unidad antiterrorista de la Policía de Londres continúa investigando.
Rudd añadió que se ha tratado de un delito "indignante" y "cruel" y reivindicó el "derecho de la gente a saber quién debe rendir cuentas". Pese a que la ministra pidió evitar conjeturas sobre los responsables del ataque, muchas son las voces que han apuntado en los últimos días a una posible implicación de Rusia en lo sucedido, por su parecido al mediático caso del también exespía Alexander Litvinenko.
Litvinenko, muy crítico con el régimen del presidente ruso Vladímir Putin, murió en Londres en noviembre de 2006 tras ser envenenado con la sustancia radiactiva Polonio-2010 contenida en un taza de té que tomó en el hotel Millenium de la capital británica mientras estaba reunido con dos ciudadanos rusos, Andrei Lugovoi y Dmitri Kovtun.
El pasado martes en el Parlamento el ministro de Asuntos Exteriores británico, Boris Johnson, adelantó que si se descubre que Rusia ha estado detrás de la intoxicación el Gobierno británico "tomará todas las medidas necesarias" para asegurar que ningún delito quede "impune" o "sin ser sancionado".
Entre esas medidas de represalia se contempla incluso el boicot inglés al Mundial de Fútbol de Rusia, que comenzará este junio. Las mentadas sospechas sobre la implicación de Rusia, pese a que el Kremlin ha negado cualquier tipo de vinculación, se han intensificado después de que los medios británicos se hayan hecho eco de las extrañas circunstancias que rodearon a las muertes de la mujer e hijo de Skripal.
La esposa del exespía, Luidmila Skripal, murió en 2012, a los 59 años, por un supuesto cáncer de útero, pero vecinos de Salisbury - donde ya residía la pareja por aquel entonces- aseguraron al "Daily Mail" que el fallecimiento se produjo por un accidente de coche. La tumba de Luidmila, situada en esa misma localidad inglesa, se encuentra ahora acordonada por la policía, así como la casa del antiguo agente.
Por su parte, el hijo, Alexandr Skripal, falleció en 2017 en San Petesburgo y también se barajan dos hipótesis sobre su muerte, la oficial que la atribuye a problemas hepáticos y la que dice que fue también un accidente de coche.
Así, según apuntan los medios británicos, las extrañas circunstancias que rodean a ambas muertes habrían hecho a la policía extender la investigación.
Skripal, doble agente al haber colaborado para el servicio de espionaje británico MI6, fue un antiguo coronel del espionaje militar de Rusia, condenado en 2006 a 13 años de prisión por alta traición, después de ser procesado por haber colaborado durante años con los servicios de espionaje británicos MI6. En 2010 salió de Rusia en un intercambio de espías rusos acordado con Estados Unidos, canje que tuvo lugar en Viena.
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