Falcao aprendió a celebrar con frialdad, siempre con medida, sin excesos. Su madurez se abre espacio justo cuando la emotividad lo nubla todo y es ahí entonces cuando se crece su ya enorme figura de capitán.
Uno de esos aplausos que hacen temblar las bases del estadio acompañó su salida al campo en la despedida del equipo, en El Campín, uno de esos momentos que sinceramente anhelaba: “El plantes está muy agradecido con el pueblo colombiano por esta noche, por hacernos sentir tanto cariño en todos los rincones de Colombia”, decía emocionado pero sin desbordarse.
No siempre fue así. Los días felices de las clasificaciones y el inmenso dolor de perderse la cita de Brasil 2014 le enseñaron por igual a verlo todo desde esa sobriedad que ahora acompaña sus celebraciones: “Es una madurez diferente, la vida enseña siempre, hasta de lo malo uno crece y tiene los pies más sobre la tierra. Hoy en día valoro mucho los pequeños detalles, entrar a la cancha, que antes era tan habitual, ahora aprendí a valorarlo... Esta es una oportunidad que Dios me ha regalado, valoro lo que estamos viviendo y hay que disfrutarlo, esto no se da siempre, muchos se quedaron fuera y nosotros podemos ir al Mundial”, enfatizó
Su voz retumba en la Selección, pero el siente que la calidad del plantel es la que hace todo cada vez más sencillo: “Quizás algunos tenemos más recorrido, otros está empezando pero simplemente marcamos el camino, los guiamos… Tenemos jugadores muy inteligentes, con gran capacidad y que han aprendido a manejarse en la Selección”, explicó.
Falcao fue paciente para esperar lo que la vida le regala hoy: “Es un sueño, un objetivo como profesional, espero disfrutarlo al máximo… Es una oportunidad de Dios. Hace cuatro años no pude estar pero tenía el sueño de estar, trabajé y hoy estoy acá, aprovechando al máximo cada segundo que es lo más importante”.
Ahora pasa la página de los afectos y se abre la de las responsabilidades. En su caso, están clarísimas: “Ya se empezaron algunos trabajos, se cumplieron obligaciones médicas y en Milán se profundizará con mucho más tiempo. Vamos día a día, lo importante es hacerlo así y prepararnos mucho”, dijo.
Él, que entiende el valor del tiempo y ahora es experto en poner hielo sobre la euforia, no deja ningún detalle suelto: “Tenemos mucho por mejorar”, advierte. Y sí. De su mano, Colombia pone desde hoy ¡manos a la obra mundialista!