Falcao, otra vez

Columna de opinión sobre la actualidad del delantero del Mónaco.

Esteban Jaramillo

Esteban Jaramillo

Foto: Esteban Jaramillo

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14 de marzo 2018 , 04:52 p. m.

Hace cuatro años el horror visitaba nuestras vidas futboleras. Falcao en postoperatorio, grave, con disparador irresponsable y sin soportes científicos de algunos médicos, que alimentaba la ilusión del pueblo. "No es para preocuparse", decían, y manipulaban la opinión publica anunciando su presencia en el mundial. Todo incierto.

El drama del astro, su soledad y esfuerzo en la recuperación, no tenían como catalizador, el torneo en Brasil. Los protocolos demostraron otra cosa. Falcao tardó en su retorno y amplió los tiempos de su crisis, al punto de ser descalificado sin consideración , sin respeto a su brillante historia, por periodistas que inventaban con la boca lo que no veían con sus ojos.

Las soluciones de Pékerman, ante su obligada ausencia, fueron de lujo, al punto de que Colombia, brillante, fue la selección revelación en la anterior cita orbital, y James, su relevo en el protagonismo, ensalzado por la crítica mundial.

Hoy la vida de Falcao es otra. Ejemplares fueron su estoicismo y su aguante. Volvió a su manual de goleador, con infinidad de recursos y regularidad de lujo. Su jugada preferida, prefijada en su libreto, la guillotina para los porteros, es el gol. Con el alivia los males de su fútbol, las dudas de sus críticos y catapulta a sus equipos a la cima de la tabla.

A escasos meses de Rusia, Falcao, a pesar de pasar días entre algodones, por sus lesiones musculares, es el comandante en jefe de la delegación colombiana, que alimenta el optimismo de los hinchas en la cita del balón. El área, que es refugio de tantos futbolistas mediocres, es el epicentro de sus antologías con la pelota. Es el lugar elegido donde coordina movimientos, anticipa espacios, elude rivales y lanza envenenados dardos que desinflan porteros. Allí gobiernan sus recursos con su mente, sus ojos, los brazos, las piernas, la cabeza y el pecho.

En plena madurez, al lado de su socio James Rodríguez, son los encargados de sazonar el juego colombiano. Calidad en la elaboración y acierto en la red.

Son valores diferenciales que le auguran a Colombia buen futuro, en un torneo de esfuerzos continuos, de duelos físicos, de máxima rivalidad.
Cuanto placer se siente como aficionado al fútbol, ver el presente de “El tigre” después de tanto sufrimiento. Son los premios de la vida a su carácter, su espiritualidad y su lucha sin fin.

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