Valdir Peres, Barbosa y la tragedia, por Nicolás Samper

Columna sobre el par de arqueros brasileños más 'satanizados' de la historia.

Nicolás Samper, columnista invitado.

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Foto: Archivo Particular

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27 de julio 2017 , 08:48 p. m.

Los unió eso de ser los antihéroes de una nación acostumbrada a vivir con grandes hazañas. Sus vidas cambiaron al convertirse en los culpables de una nación sin que nadie los pudiera defender. Se transformaron en esas piezas históricas que son indispensables para construir un rompecabezas que entiende de dramas y de decepciones porque sin sus nombres, seguro que no hubiera existido dolor. Toda una injusticia pero fue el lugar que les destinó la historia.

Porque hace un tiempo ser brasileño y arquero era casi que un pecado mortal. Era ser el árbol estático que miraba cómo las hojas bailaban armónicamente en una danza de la cual no podían hacer parte y eso lo sabían de antemano Valdir Péres y Barbosa sin embargo se esforzaban en hacer su propio trabajo lo mejor que podían. El tiempo los ha calificado como tipos malos, como villanos escogidos por el destino y por los que una nación se vio frustrada. Y no hubo juicio más doloroso que ese sobre sus cabezas.

El infortunio los unió a ambos, en su medida: Barbosa era el guardameta de la selección brasileña que organizó el Mundial de fútbol de 1950; Valdir Péres fue el encargado de pararse bajo los tres palos del equipo más recordado de Brasil que no pudo ser campeón: el que viajó con la consigna de llevarse el título en la Copa del Mundo de España en 1982 y que dirigía Telé Santana.

Ambos recibieron el dolor de ser los responsables de una desgracia que no planearon: Barbosa, considerado el mejor en su puesto en la Copa del Mundo del 50, no pudo detener un tiro de Alcides Ghiggia que se le coló por el palo que defendía y eso lo llevó a la condena: ese tanto hizo que los brasileños perdieran la final del mundo ante Uruguay. Sin proponérselo, Barbosa fue el Roa Sierra de esa leyenda dolorosa llamada 'Maracanazo'. Ese gol lo llevó al ostracismo, tanto que hasta era considerado un amuleto de la mala suerte. En un acto cruel, la dirigencia le envió a su casa la portería del Maracaná en la que había recibido aquel tanto porque querían librarse de cualquier mal recuerdo.

A Valdir Péres no le valió ser uno de los más grandes ídolos del popular Sao Paulo brasileño, donde atajó en 617 encuentros defendiendo esa casaca, ni tampoco su fama de atajar penales con facilidad. De hecho al revisar los goles de Italia que eliminan a Brasil de la Copa del Mundo de 1982 es difícil encontrar responsabilidad directa del portero.

Es que su condena se produjo en la primera ronda del certamen, contra la Unión Soviética: Un disparo lejano del ruso Bal pasó al lado de su cuerpo y sus manos de manera ridícula y claro, fue gol: ese fallo hizo que lo vieran con otros ojos desde el primer partido. Ya no importaba lo que detuviera con sus manos porque la imagen inicial lo había condenado antes de ser sometido a juicio.

A Barbosa lo visitó la muerte para arroparlo y protegerlo porque lo habían matado antes de que llegara su momento final. Estaba solo y abandonado. Era el 7 de abril del 2000. A Valdir Péres lo sorprendió en una fiesta de cumpleaños ayer.

No importaron entonces las circunstancias porque ambos fueron víctimas de lo que significa el miedo a perderlo todo.

Nicolás Samper
Twitter @udsnoexisten

Nicolás Samper, columnista invitado.

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Foto: Archivo Particular

Redacción Futbolred
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