Este martes, en el debut en el Mundial de Rusia 2018, el muro defensivo de la Selección Colombia se derrumbó en el primer soplo de Japón. Dávinson Sánchez cometió un error imperdonable y que prácticamente definió la suerte de la Tricolor; las consecuencias, penalti, expulsión de Carlos Sánchez y gol del rival. A partir de ese momento, fue un hilo de errores del zaguero del Tottenham y su compañero de fórmula, Óscar Murillo. La pareja de centrales falló más de la cuenta, a ambos se les notó su inexperiencia mundialista y el equipo que dirige José Pékerman cayó 2-1 en su primer partido del grupo H.
Los japoneses, que previamente eran calificados como los rivales más débiles de Colombia en este Mundial, aprovecharon la superioridad numérica y los nervios de Sánchez y Murillo, que pagaron el ‘derecho a piso’ en la élite mundialista. A Sánchez, siempre correcto en la salida, fuerte en los cierres y siempre concentrado, le faltó personalidad, cabeza fría y técnica para las coberturas. Mientras que Murillo, un poco más juicioso en los cierres, se le notó desubicado, sin velocidad para llegar a los balones y ‘dormido’ en el juego aéreo.
Su calidad no se puede discutir. Su titularidad tampoco, pues Zapata y Mina están en baja condición física. Sin embargo, a Dávinson se le notó su juventud (22 años) y Murillo no sacó su experiencia (tiene 30). Tendrán que mejorar en personalidad y concentración contra Polonia, que es una selección mucho más fuerte y más productiva en cuestiones de aprovechar los errores del rival.