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El calor humano de Barranquilla abrazó a Colombia
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El calor humano de Barranquilla abrazó a Colombia

El ambiente del estadio Metropolitano también fue vital para el triunfo 4-0 sobre Uruguay.

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07 de septiembre 2012 , 12:53 p. m.

Hubo cuatro razones para brincar, cuatro motivos para sonreír, cuatro motivos para sentirse más colombiano que la ruana y el sombrero ‘vueltiao’, cuatro razones para iniciar un Carnaval en Barranquilla.  Colombia, como en eliminatorias pasadas en 'La Arenosa', volvió a fritar en su ‘caldera’ a la garra charrúa y lo goleó 4-0 ante una afición entregada, alegre y bulliciosa, que se hizo sentir, como en los viejos tiempos.

‘El Tigre’ puso a rugir a la tribuna apenas a los dos minutos de juego. Una maravillosa y precoz explosión de júbilo que levantó a los cerca de 50 mil aficionados que llenaron las tribunas del estadio Metropolitano Roberto Meléndez.

Todos esperaban  que su poder goleador explotara, pero tan pronto, prendió la emoción e hizo que la gente se olvidara del terrible calor que se sentía en las graderías. Los cartones y papeles con los que la gente trataba de sofocar la alta temperatura, volaron en medio de la celebración.

La fiesta había empezado temprano. A las 11:30 a.m. se abrieron las puertas del escenario de La Ciudadela y poco a poco la gente se acomodó en sus sillas, en las que encontraban cuadrados de diferentes colores como parte de un mosaico preparado para adornar el entorno, en el marco del lanzamiento de la Marca País. Antes de degustar el plato futbolero, la hinchada tricolor, disfrutó de la presentación musical del dúo de reggaetón, Dragón y Caballero. 

Acompañados con la belleza de las Chicas Águila, en una tarima montada en oriental, hicieron el equilibrio perfecto y entusiasmaron a la afición.
El orgullo se hinchó cuando Carlos Vives, con una dosis de su estilo, entonó el himno nacional.

Pero los pitos, las cornetas, las matracas y, sobre todo, las gargantas, se querían reventar y se escucharon con más fuerza en el momento en que Téofilo Gutiérrez, el ídolo de la casa, el de Junior, el que jugaba en su salsa, el que ya sabe domar el clima, se asomó en el área y con un derechazo cruzado superó la resistencia de Muslera.

Ahí la alegría local se multiplicó y se inició todo un repertorio de goce, la ola iba y venía, la gente se mecía sentada de un lado al otro y de arriba abajo. “¡Colombia! ¡Colombia! ¡Colombia!”, retumbaba en el ‘Metro’.

La dicha aumentó con el segundo tanto de ‘Teo’ y apareció el coro que se acostumbra a oír durante los partidos de los ‘Tiburones’. “Olé, olé olé olé, Teoooo, Teoooo”, se entonó a todo pulmón.

La cuarta razón para saltar en un solo pie la dio Camilo Zúñiga. Fue la cereza del postre, el cierre con broche dorado, el colofón de la fiesta.
Los seguidores de Uruguay, que se instalaron en un sector de la tribuna alta de occidental, masticaron su derrota, sin camisa y enrojecidos por el azote de la humedad, mientras Colombia salía aplaudida y abrazada por puro calor humano.

“¡Sí se pudo! ¡Sí se pudo! ¡Sí se pudo! ¡Sí se pudo!”, coreó una porción de los fanáticos al final del juego.

Rafael Castillo Vizcaíno
Periodista ADN
Barranquilla

 

 

 

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