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César Farias cambió a Venezuela
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César Farias cambió a Venezuela

César Farías es un entrenador que no se preocupa por crear simpatías alrededor suyo. De hecho, muchos no lo quieren, pero él mis

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24 de julio 2011 , 01:39 p. m.

César Farías es un entrenador que no se preocupa por crear simpatías alrededor suyo. De hecho, muchos no lo quieren, pero él mismo se ha encargado, con su trabajo, de cerrar varias bocas y de ganarse el respeto.

A los 38 años, Farías es el responsable de que Venezuela esté entre las cuatro primeras selecciones de la Copa América. La mala puntería de su equipo, frente a Paraguay, lo privó de disputar una final inédita.

La clave de Farías, más allá de un esquema defensivo sólido, más allá de que tiene una generación importante de jugadores que ya logró, con él en el banco, la primera clasificación venezolana a un Mundial Sub-20, reforzada con los mejores sobrevivientes del equipo que dirigió Ríchard Páez, como Juan Arango y José Manuel Rey, es que les inculcó a los jugadores mentalidad ganadora.

"Queremos llegar a la final", dijo Farías, sin sonrojarse, después del sorprendente empate que le sacó a Brasil, en el primer partido de este torneo.

Antes de llegar a la Selección, Farías no fue jugador profesional. A los 20 años ya dirigía los equipos menores del Nueva Cádiz y luego, en el primer plantel, fue campeón de segunda División, en 1998.

Luego, estuvo tres años con Zulianos y también logró el ascenso a primera. En 2004, llevó a cuartos de final de la Copa Libertadores al Deportivo Táchira y en 2008, antes de asumir el cargo de seleccionador nacional, llevó al recién ascendido Deportivo Anzoátegui al subcampeonato de la liga.

Al mando de Páez, el actual técnico de Millonarios, Venezuela había ganado algunos partidos importantes, por ratos hasta jugó bien, pero no conseguía logros. En su Copa América, hace cuatro años, los sacaron goleados en cuartos de final.

Ahora, la historia es diferente, y en eso tiene que ver también el fuerte temperamento de Farías, que le ha valido fuertes disgustos con periodistas, directivos y rivales. Del Deportivo Táchira se fue tras pelear con un dirigente. En noviembre del año pasado, tras perder un amistoso contra Colombia, se paró de una rueda de prensa, sin responder, molesto cuando le preguntaron cuándo iba a empezar a ganar.

Ese afán de echarse él la presión encima para liberar a sus jugadores siguió en esta Copa. En el intermedio del partido contra Brasil, recriminó a Neymar por haber seguido una jugada con un rival en el suelo, lo que casi termina en una pelea en el túnel, con varios jugadores brasileños involucrados.

Después, cerró del todo las puertas de los entrenamientos al descubrir que estaba mirando sin su permiso una práctica a puerta cerrada. "Dale, que las mujeres nos están espiando", le gritó a uno de sus jugadores. Más de una vez, Farías ha exigido a gritos que el fútbol venezolano sea respetado. Incluso, tras el partido en que quedó afuera de la final, dijo que no quería "cosas raras".

Como va todo, no tendrá que exaltarse más. Gracias a su trabajo y a los jugadores que ha sabido guiar, Venezuela ha dejado de ser la rival con la que todo el mundo contaba para sacar tres puntos.

José Orlando Ascencio Enviado especial El Tiempo Argentina .

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