Opinión

Trabajo ‘sucio’

Jenny Gámez, editora de FUTBOLRED, hace un reconocimiento a Wílmar Barrios contra Polonia.

Editora de Futbolred Foto: Editora de Futbolred


24 de junio 2018, 07:48 p. m.
Esa noche en la que Falcao anota su primer gol en un Mundial, James se apunta dos asistencias, Quintero hace un partido de 10 puntos, Pékerman gana con sus apuestas y Cuadrado prende la fiesta en Kazán, ¿a quién se le ocurre pensar en el trabajo sucio?

Y es que cuando los focos apuntan a las estrellas, la luz lo nubla todo. Felizmente, en nuestro caso.
Pero no por eso vamos a dejar en la penumbra a quienes desde el sacrificio supieron aplacar el que se anticipaba como un ataque veloz, letal, una pelea de alto vuelo, literalmente. Lo hizo Dávinson con una gran reivindicación, Mina siendo una pesadilla para Lewandowski, Ospina salvando las dos opciones claras en modo ‘Superman’ y hasta Uribe, dueño de la situación ante la emergencia de la salida de Aguilar. Pero entre todos habría que escribir un capítulo especial para Wilmar Barrios.
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Ya apareció en Saransk para darle algo de equilibrio al maltrecho equipo colombiano y en Kazán confirmó su valía. Había que verlo cuando las cámaras le apuntaban y cuando no: seis pulmones para cubrir el ancho del campo, personalidad para enfrentarse a Krychowiak y Goralski como una fiera en el medio, y con solvencia para tapar los espacios ante la salida de Rybus por izquierda.
Era una hormiguita. Trabajó cada minuto de los 95 sirviendo de apoyo para Quintero y James, los del lucimiento y las cámaras de TV. No habrían tenido nunca el espacio, la libertad ni el tiempo para lograrlo de no haber contado con el sacrificio del cartagenero a sus espaldas.
Hoy se hablará de ese temple para ir al choque contra quienes lo superan en altura (él mide 1,79m) y contextura (pesa 74kg) y de la cátedra de marca que ofreció en Kazán.
Lo que nadie sabrá es que los polacos entendieron todo, su papel y su importancia y, literalmente, lo molieron a patadas en el medio campo. Él ni los miró. Cayó al césped cuando no hubo más remedio pero aguantó lo que vino, con paciencia y valentía. Más de eso último que de todo lo demás.
No se puede creer que le quepa todo ese espíritu en un cuerpo que parece débil, pero que es en realidad un tronco de mil capas, hecho de autoconfianza y un carácter de corte internacional. Que si lo quieren en Tottenham o cualquier otro quipo europeo, pidan el video de Colombia-Polonia para despejar la duda que tengan.
Lo de Barrios nunca fue una casualidad, aún desde el Tolima. Ahora tiene aretes en ambas orejas, otro corte de pelo y es papá. Pero fue y será siempre el obrero que todo equipo serio necesita, el tapón en la gotera, el filtro. Se hablará más y mejor de otros, pero sobre él descansa la tranquilidad de Colombia. Dulces sueños.
Jenny Gámez A.
Editora de FUTBOLRED
Enviada especial a Kazán
En Twitter @jennygameza
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