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Sebastián Viera, el uruguayo más barranquillero: el arquero de Junior celebra 35 años

El charrúa está tan amañado a las costumbres de Barranquilla, que hasta dice que extraña el calor. 

Sebastián Viera es ídolo y capotán del Junior de Barranquilla. Foto: archivo el tiempo


07 de marzo 2018, 03:04 a. m.
En el 2011, Mario Sebastián Viera arribó al Junior de Barranquilla procedente del Larisa, de Grecia, con la firme ilusión de ganarse un lugar en la titular del conjunto tiburón.
Si bien cuando llegó a la capital del Atlántico, afirma que “no tenía ni idea a dónde llegaba”, ahora se puede decir que se pasea muy bien por ‘curramba'. Casi ocho años después, es todo un ídolo del cuadro rojiblanco; un ‘quillero’ más. Este 7 de marzo es una fecha más que especial para Viera, quien celebra sus 35 años.
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Sebastián está “más que amañado” en Barranquilla, dice que “me siento como si fuera mi casa”, que hasta en algunas vacaciones, ha decidido como destino turístico, el quedarse en su amada ciudad costera.
El ‘Ángel del arco’, como es apodado en el mundo del fútbol, si bien es uruguayo de nacimiento, ahora es un barranquillero de ‘pura sepa’.
“No tenía ni idea a dónde llegaba, pero ahora estoy muy amañado, ya es mi octavo año acá, es como si fuera mi casa. Me siento cómodo, es mi ciudad”, dijo de entrada Viera en una charla muy amena con FUTBOLRED.
Sebastián está más que adaptado a las costumbres costeñas, que no se resiste a la hora de comerse una buena mojarra frita con un arroz con coco. Ama la comida de la parte norte del país.
“Ahora como mucho más ‘pescao’ que antes, en Uruguay no comía mucho. Como patacones, arroz casi todos los días; arroz de coco, mojarra, que nunca había comido, muchas comidas que antes no conocía. El suero, patacón con suero o queso costeño; la arepa e’ huevo para desayunar, muchas veces”, sostuvo el guardameta.
Y es que en este tiempo que ha vivido en Colombia hasta aprendió a amar el vallenato, un género que confiesa que poco le agrada. También entre su música no falta la champeta; también muy particular en la Costa colombiana.
“Aquí conocí la champeta y el vallenato, cosa que antes a mí no me gustaba, pero ahora sí que me gusta, lo escucho. Me gusta ponerlo en la casa y en el carro. De vallenato me gustan mucho los de Silvestre (Dangond), Pipe Peláez; de champeta, los que conozco aquí: Oscar Prince, además es acá de la tierra y hay que apoyarlo”, agregó.
Pero como él mismo dice: las escucha, porque de bailar vallenato o champeta manifiesta que “a mí me podés poner lo que sea, que te bailo todo mal y todo igual (risas). Con la única que bailo y que me entiende es mi esposa. Cuando no está mi esposa, quedo en blanco. Ni me gasto en bailar porque soy muy malo (risas)”.
Claro que extraña su Uruguay querida, sus costumbres: “su familia, amigos” y el “asado”, pero tanto cariño que le han brindado los hinchas del Junior y en todo Barranquilla, hace que su estancia sea más que llevadera. Además, tiene la fiel compañía de su esposa Sara Correa y de su pequeño hijo Stephano.
Contento y gracias al cariño que me han brindado, una de las grandes razones por las que me he quedado aquí y no me he ido para otro equipo, es que no me van a dar el cariño que me dan acá y no me voy a sentir tan amañado como acá”. Y agrega que ya es un “hincha” fiel del Junior y que “es una gran posibilidad” el de retirarse en el tiburón.
Algo que sí no dejará nunca de sus raíces es el mate y dice que hasta su señora le tomó el gusto por esta bebida.  “Eso no, lo seguimos teniendo y lo seguimos tomando. A mi esposa le gusta, pero más el mate dulce, algunos compañeros toman y ahora que somos tres uruguayos, el mate toma presencia”, afirmó.
Cada día que pasa en Colombia y en ‘Quilla’ lo agradece. Le da las gracias a Dios por estar en un club tan “grande” como Junior. Y se emociona cuando lo llaman ídolo o referente del equipo.
“Orgulloso de estar en un equipo tan grande, ser un referente como los soy hoy, de jugar mi octavo año en Junior y estoy bien contento acá. Llegué joven, con 27 años, comencé aprendiendo con el tiempo, de agarrar cada vez más responsabilidades, de aprender de los mayores que estaban en el equipo; eso del líder es ir poco a poco”.
Y dice que si bien cumple 35, “me siento muy bien, con muchas ganas todavía. Estoy orgulloso de llegar a esta edad, estoy con mucha fuerza y esperando que Dios me siga regalando años de carrera”.
Por otro lado, se describe como un “buen padre”, que “participa en todo el cuidado de su pequeño Stephano y también de Máximo, del cual dice que le gustan “más los carros, que el fútbol”.
A su vez, afirma que fue muy especial para él haber compartido equipo con Giovanni Hernández, del cual “aprendió mucho” y que del Junior actual confía en que harán una buena campaña en los torneos que enfrentan.
“Esto apenas está empezando, tenemos las ilusiones intactas hay que seguir trabajando, tenemos un gran equipo y sabemos de las responsabilidades que tenemos, vamos mejorando partido a partido”.
El también hincha de El Nacional de su país, le apuesta a ganar lo que más pueda con el rojiblanco. No se considera cabalero, como la mayoría de las personas de su Uruguay querido, pues dice que “confío mucho en mi trabajo y en Dios". Y hasta le ‘mamó gallo’ con el tema del modelaje, ya que en algunos fotos en su red social promociona una marca.  También afirma que hasta "extraña el calor" cuando no está en Barranquilla.
“Estamos ya pasando una edad, no es como antes que podíamos. Ahora tengo la cara un poco más arrugada, no podemos promocionar mucho la marca (risas)”.
Marianella Ramos Castro
Periodista de Futbolred
Rammar@eltiempo.com
En Twitter: @Nella_Ramos
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